Un museo, una bienal y el arte de hacer reír (II)


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Interiores del Museo del Humor de San Antonio de los Baños.

Por: Masiel Llanes Ramírez

 

Para el humorismo, por su esencia costumbrista y su carácter cronista, los sucesos inmediatos son un detonante fundamental. Un cambio de presidencia, de sistema político o un conflicto bélico, disparan el talento de los que tienen el don de hacer reflexionar mediante líneas, colores y un aura de comicidad. Otros tópicos que por su significación para la humanidad —más allá de cualquier frontera— se han repetido en muchas de las ediciones de la Bienal. Se relacionan con la deforestación, la alarmante contaminación ambiental, la pobreza, las consecuencias del tabaquismo, la competencia por la explotación, el mercado del petróleo y la privación de la libertad y sobre todo de expresión. En los encuentros más recientes se han reiterado con vehemencia temas como los conflictos armados, los discursos de género y la incidencia de la tecnología en todos los ámbitos de las relaciones humanas, con especial énfasis en el deterioro de la comunicación presencial. Teniendo en cuenta la repercusión de la pandemia de COVID-19, no resulta nada extraño que el tema haya tenido una representación amplia y muy diversa en la más reciente entrega de la Bienal, celebrada en el 2021. Resulta muy interesante apreciar cómo se enriquecen y se reinterpretan las lecturas sobre esos temas tan sensibles, según la percepción de los humoristas y su capacidad para conectar con los espectadores. Para ello, una tendencia común por su parte consiste en apropiarse de elementos portadores de una carga simbólica contundente: armas, proyectiles, micrófonos, periódicos, podios, chimeneas industriales, palomas blancas o mares contaminados.

Jorge Sánchez Armas. Aunque sea la última. Mixta sobre cartulina.

La caricatura personal ha sido una de las categorías más privilegiadas de la Bienal. La selección de los modelos refleja en la mayoría de los casos a figuras polémicas o muy populares, relacionadas con la política, el deporte, las artes y los medios de comunicación. Rostros como los del presidente de turno de los Estados Unidos, ganadores del Premio Nobel de la Paz o de la Literatura e iconos del cine, son asiduos en este certamen. América Latina y el Caribe, en especial Cuba, Colombia y Brasil, han sido muy prolíficos en esta categoría, en la cual acumulan numerosos lauros.

Pedro Méndez Suárez. Equivocación. VIII Bienal del Humor de San Antonio de los Baños.

Una mirada retrospectiva sobre los salones de premiados, evidencia la superioridad cuantitativa de concursantes cubanos, lo cual no sorprende, teniendo en cuenta que además de ser el país sede del evento, en la historia del arte de esta nación caribeña el humorismo gráfico ocupa un espacio importante por derecho propio. En el transcurso de la primera década de la Bienal, los artistas procedentes de países de la desaparecida Unión Soviética con frecuencia recibieron premios en varias categorías, sobre todo en las de Humor General y Humor Político. En las obras concursantes, impacta el dibujo de líneas rigurosas y sobre todo los mensajes rotundos en torno al militarismo, los abusos de poder y la demagogia. Tras la caída del campo socialista, las representaciones de aquellas repúblicas sufrieron una disminución, si bien algunos de los creadores más comprometidos con el evento mantuvieron su participación. Otra región que se ha mantenido activa en la Bienal del Humor ariguanabense es Latinoamérica. Países como México, Brasil, Colombia y Argentina han compartido con el público cubano los acontecimientos que más han despertado su interés, y también destacan por sus logros en la categoría de Caricatura personal. La presencia de humoristas gráficos procedentes de países orientales se ha incrementado a partir de los años noventa, lo cual de alguna manera puede estar relacionado con el surgimiento de la Tehran International Cartoon Biennial (Irán), que ha aglutinado a los artistas gráficos de esa región y sirvió de plataforma para catapultar su obra hacia el exterior. La frescura y dinamismo de esta expresión artística ha originado un nuevo evento que la pondera, la International Biennial of Cartoon Niko Nikolla (Albania), que en el 2022 celebró su segunda entrega. Aun así, entre los galardonados de la Bienal del Humor de San Antonio de los Baños no figura un número elevado de autores europeos.

Yurij Kosobukin (Ucrania). Sin título. VIII Bienal del Humor de San Antonio de los Baños.

Los salones de premiados ilustran un abanico de propuestas estéticas que abarcan sintéticos dibujos en blanco y negro, piezas de trazos expresivos y contrastes radicales, obras de volúmenes contundentes e intenso colorido u otras que se recrean en los detalles y se acercan al retrato. La Bienal del Humor funciona como una ventana mediante la que el espectador se asoma al universo interior de los artistas y su capacidad de provocar sonrisas, empatía, nostalgia, identificación; o de motivar interés sobre un tema desconocido e incluso de flexibilizar puntos de vista.

Reconocimiento a Ares en una de la ediciones de la Bienal del Humor.

Para deleite de los seguidores de esta cita con el humor, y para el de los que se animan a vivir la experiencia por primera vez, las formas de expresión son tan diversas como la subjetividad individual de cada creador. Los recursos propios de la publicidad, referencias intertextuales, el habitual choteo cubano, la chispa sarcástica en torno a personalidades y sucesos a veces dramáticos o negativos, son solo algunos de los caracteres que se perfilan en los predios de cada salón de la Bienal. Su trayectoria determina un prolífico escenario para apreciar la madurez artística de muchos creadores, sobre todo del territorio nacional; a la vez que ha funcionado como una plataforma para promover la vitalidad del humorismo gráfico. Por otra parte, en la memoria colectiva de los habitantes de la Villa del Humor, la Bienal siempre es recibida con su inherente carácter popular, el mismo que atrae tanto a los amantes de la creación plástica y las representaciones escénicas, como a los curiosos que solo desean disfrutar de la gastronomía, rodeados por el ambiente festivo que inunda las calles durante los días en que transcurre este evento que pondera la risa.

Cartel de la XXIII edición de la Bienal Internacional de Humorismo Gráfico.


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