Por: Roberto Cobas Amate | Imágenes del libro cortesía del autor.
Hay acontecimientos relevantes que pasan lamentablemente inadvertidos en el vertiginoso acontecer noticioso de nuestros días. Es necesario dirigir la mirada atrás y salvar del olvido a aquellos sucesos que lo merecen, uno de ellos es la publicación del monumental estudio sobre René Portocarrero en el aún cercano 2015, realizado por el curador e historiador del arte Ramón Vázquez Díaz. Con más de cuarenta años de experiencia como especialista en el Departamento de Investigaciones del Museo Nacional de Bellas Artes, Vázquez ha realizado un estudio pormenorizado, paso a paso, de la inmensa obra del artista, para dejarnos un estudio integral, difícil de igualar por cualquier otro experto presente o futuro.
El estudio de la notable colección de Portocarrero en la pinacoteca más importante para las bellas artes de Cuba, hace de la investigación de Vázquez un libro tan necesario que es imprescindible tenerlo a mano para todo aquel que se acerque a la segunda generación de la vanguardia plástica cubana.
El análisis de las obras realizado por Vázquez, incluye no sólo aquellas que se exhiben en galería permanente para el disfrute del visitante asiduo o curioso al museo. Estas sólo constituyen la punta del iceberg de la cuantiosa colección del artista que atesora los almacenes de la institución. Por eso encontrará el lector pinturas que le crearán desconcierto ante lo inesperado de la revelación de los múltiples caminos transitados por el maestro en series y obras inéditas, tanto en instituciones cubanas o extranjeras como en colecciones privadas en numerosas partes del mundo.
El libro está organizado con el esmero y la dedicación de una exhaustiva exposición retrospectiva donde prevalece el ordenamiento cronológico, la manera más lógica de establecer una narrativa de una trayectoria de más de cinco décadas dedicada por entero al arte. Vázquez de una manera brillante expone “el movimiento interno de su poesía”, y el lector queda atrapado ante este voluminoso texto que se lee con la misma avidez de una novela policiaca, porque resultan apasionantes las transiciones del pintor de un período a otro. Se trata de obras sumamente reveladoras que aparecen misteriosamente sin una continuidad.
Con su proverbial modestia, Vázquez señala en las páginas iniciales de esta contundente monografía: “No se aspira a una inalcanzable totalidad, sino a establecer, como una primera piedra, un repertorio amplio y representativo de fuentes bibliográficas y documentales, así como una iconografía ordenada y comentada que faciliten el trabajo a los que retomen el tema y les ayuden a lanzarse en profundidad en el vasto universo Portocarrero”.
Recomiendo enfáticamente la lectura de este apasionante estudio sobre la obra de René Portocarrero que es un acercamiento erudito y sensible a un gran artista pero, al mismo tiempo, a fundamentos esenciales de la nacionalidad cubana.
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