Texto y fotografías por: Ana Paula Yzquierdo Martínez.
Desde el 15 de septiembre hasta el 15 de octubre, en el Palacio Lombillo se exhibe la exposición personal “La utilidad de la virtud”, de la artista Yasbel Pérez.
La muestra se compone de piezas múltiples, conformadas por una obra plástica y un objeto utilitario; esta mezcla resulta muy atractiva porque deconstruye la idea perpetuada de que las obras de arte son solo hermosas y admirables; mientras que los objetos son funcionales, pero no bellos. La artista crea a partir de una misma idea, una obra plástica y un artículo artesanal, haciendo real esa unión casi idílica entre lo útil y lo divino.
Esto a su vez da lugar a otra deconstrucción igualmente interesante; por diversas razones el proceso de creación artística siempre ha estado relacionado con la sensibilidad, la inspiración —nociones tan subjetivas que muchas veces pueden rozar lo místico o incluso lo mágico— pero la artista lo desmitifica equiparándolo con el trabajo artesanal, que por el contrario se asocia con la destreza manual y el esfuerzo físico —ideas sumamente terrenales—; haciendo reflexionar al espectador sobre la magnificencia o no del oficio del artista.
La muestra también constituye toda una oda a la feminidad, sin dudas la mujer es el ser inspirador; sea su imagen más o menos definida, siempre aparece representada. Los fondos florales y motivos naturales, evocan la delicadeza y sutileza asociadas a lo femenino. Muchas de las piezas artesanales están específicamente dedicadas a la indumentaria de las mujeres como pueden ser los colgadores de bolsos y collares, pero también hay otros útiles destinados a mantener el orden y decorar el hogar como es el caso de una pequeña cajonera, un colgador de llaves o un espejo; elementos que, en definitiva, aportan el apreciado toque femenino a los espacios habitables.
Por otra parte, la artista también expone otras perspectivas menos esteriotipadas de la mujer como son: la mujer sagrada, con la representación de una silueta de la Patrona de Cuba; o la mujer “empoderada” —aquella que no solo hace lo típicamente considerado femenino—, con la representación de una pintura de una mujer misteriosa que fuma, acompañada de un humidor.
La técnica empleada destaca por la suavidad y precisión de los trazos, cada pincelada está dada con sumo cuidado, lo que resulta en una obra muy pulcra y clara. Los dibujos son figurativos y en ellos se aprecia gran atención al detalle; si bien la imagen femenina es protagónica y, por ende, está trabajada meticulosamente; los fondos también, todo lo representado es relevante. La obra de Yasbel Pérez no solo se interesa por explorar todos los rincones del arte, sino también de la mujer; dos universos complejos y diversos.
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